En estos tiempos se ha puesto de moda todo lo relacionado con el bienestar físico y la salud mental. El ritmo de vida actual ha llevado al ser humano a esa búsqueda y reencuentro de algo que deberíamos tener desde que tenemos memoria. Si bien no debería ser necesario el llegar a un punto tan alto de stress y malestar físico para iniciar nuestro camino hacia la salud, como el título lo dice, nunca es tarde para hacerlo.
El ejercitarnos de cualquier forma (deportes, yoga, danza, etc.) nos proporciona una larga lista de beneficios, de los cuales solo conozco unos pocos debido a mi corta experiencia. Comencé mis clases de danza a la edad de 6 años, actualmente tengo 26. Estos beneficios casi todos los sabemos, hemos escuchado en televisión, amigos, revistas, libros, etc. Y si entonces todos sabemos el bien que nos hace el practicar alguna disciplina física, porque nos cuesta tanto trabajo (a la mayoría) enfoncarnos y mantenernos constantes?
Existe un punto en la vida, en el que no descubres los beneficios, sino que los comienzas a sentir, a vivir. Ese es el punto que hace el cambio. Por más que sepamos lo bien que nos hará el levantarnos a caminar por las mañanas, hasta que no encontremos ese sabor, y sintamos la alegría y goce de hacerlo no podremos disfrutarlo y por tanto nos costará mucho trabajo mantenernos constantes.
Por eso mi propuesta es empezar con metas pequeñas: Levantarnos todos los días por la mañana y estirarnos, tal vez mi primer meta sea doblar mi torso hacia el frente y empujar mis brazos lo mas abajo que pueda. Eventualmente nuestras yemas de los dedos podrán alcanzar el piso, cuando lo logremos nuestra meta puede ser tocar las rodillas con nuestra frente. No importa mi edad, peso o complexión, solo mis ganas. Pequeñas metas diarias son sencillas y vemos los resultados. A veces el imponernos metas a largo plazo que nos suenan al día de hoy imposibles, puede desanimarnos, desesperarnos o simplemente enfadarnos. Si decido ir a caminar por 10 minutos un día, fácilmente lograre mi meta. Puedo incrementar un minuto al día, y mantenerme en 15 una semana. Después continuar incrementando hasta llegar a 20 y mantenerme. De esa manera mi meta es cercana, y factible si soy una persona que nunca he hecho algún ejercicio físico, o tengo mucho tiempo sin hacerlo. Ponernos metas factibles no significa metas fáciles o flojas. Tengo que imponerme retos, es decir, no me detendré en 10 minutos caminando por meses, yo mismo soy mi propio reto.
Cuando logramos una meta por pequeña que sea, sentimos una satisfacción personal, un gusto y sentimiento de logro, que nos hace reconocer que somos capaces y a la vez nos impulsa a buscar un nuevo reto.
No se necesita mucho estudio para saber ser saludable. Todo lo que entra por nuestra boca y lo que nuestro cuerpo hace es lo que definirá nuestra salud.
Por eso repito, nunca es tarde para imponerte un nuevo reto. Ejercitarse nos ayuda a ser más felices, querer, y valorar nuestro cuerpo! Y no es eso de lo que se trata esta vida?
Recuerda, si sientes flojera, peso, desgane, un reto pequeño como 10 sentadillas, alargar nuestro torso sentado en la silla de la oficina, o caminar 10 minutos por la mañana son ejemplos de metas nuevas y factibles. Tu mismo eres tu obstáculo o tu facilitador. Elige bien.
Como instructora de danza desde hace 6 años, mi recomendación a quienes decidan ejercitarse de esta manera es: Mucha paciencia, buena actitud, oídos y ojos abiertos, dedicación, disciplina, cuerpo y mente libre. Pavlova no se hizo en 1 día.
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